Museo abierto
El antiguo Hospital de San Martín se sitúa entre dos realidades urbanas bien distintas que la propia configuración del edificio nos relata. Su crujía clásica conforma una envoltura externa que se muestra como frente urbano noble hacia la c/ Ramón y Cajal (eje cultural de Guiniguada), la c/ Sor Jesús y la Plaza de San José, producto de las importaciones cuturales de Europa en la época. En contraposición, los “interiores” que esta envoltura externa encierra presentan una configuración de fragmentos micro-espaciales de una menor escala distribuidos en torno a patios llenos de exuberancia natural, construyendo tránsitos llenos de contrastes espaciales y matices lumínicos donde emerge la verdadera esencia local y en estrecho contacto con los Riscos de San Juan y San José.
Hacer confluyentes estas dos realidades constituye una de las prioridades de esta propuesta, que pretende la reformulación del espacio museístico permitiendo diluir el excesivo hermetismo de estas “tipologías” en favor de una mayor proporción de espacio abierto y poroso donde el arte constituya, no sólo un medio de conocimiento, sino una herramienta de socialización urbana entre barrios dinamizando procesos de producción cultural y de participación activa de diversos agentes: locales, foráneos, profesionales y artísticos.
Asociar usos a capacidades espaciales
El edificio se encuentra altamente densificado debido a la proliferación de ampliaciones o cambios de uso en el tiempo que han causado un estado de hermetismo e introversión hacia su contexto más cercano y una disolución de la unidad funcional del mismo.
La intervención parte de una búsqueda meditada y precisa de los valores patrimoniales del edificio y de su contexto, más que de aportes a menudo excesivos y estridentes que con probabilidad pudieran caer en lo fortuito y competir con los primeros. Encontrar parece aquí el medio para innovar con el mínimo gesto contemporáneo, actuando bajo la premisa de la cautela y priorizando la comprensión de los valores y relaciones del edificio y su contexto que allí se ocultan.
Se toman decisiones prudentes de desmantelamiento sobre aquellos elementos que entorpecen la lectura arquitectónica y urbana de la estructura espacial, y se prioriza asociar adecuadamente los nuevos usos propuestos con las capacidades de los espacios existentes en un ejercicio de reutilización y reciclaje.
Las acciones de nueva construcción se limitan a ser mínimas y selectivas, enfocadas exclusivamente a resolver aquellos problemas que se consideran prioritarios o estrictamente necesarios para la correcta adaptación del edificio al nuevo uso. Éste es el caso del auditorio que acaba soterrándose liberando un nuevo espacio en superficie, ya que los requerimientos espaciales y técnicos de este uso no se adecuan a la escala de espacios existentes. Su tratamiento es igualmente prudente, adquiriendo forma de crujía en superficie en armonía con el entorno, y diferenciándose de los elementos rehabilitados mediante sutiles matices contemporáneos en sus huecos exteriores.
Nueva apertura urbana: La plaza del museo
Uno de los valores que parece transparentarse sobre la estructura fragmentada de espacios, callejones y patios del edificio es la interconexión entre la Plaza de San José, la calle Real de San Juan y la calle Guzmán el Bueno. Reforzar esta apertura urbana dotándola de una escala adecuada permite coser la trama de los barrios de San Juan y San José, introduciendo su actividad urbana en el complejo museístico y haciéndola participe del mismo.
Todos los usos con capacidad de externalizarse al propio uso museístico: auditorio, DEAC, biblioteca y bar-restaurante, empiezan a situarse en torno a este espacio, funcionado como piezas de equipamiento tanto para el Museo como para los barrios. Dotan de forma y carácter a este espacio que se comporta como un verdadero lugar de alta porosidad e intercambio social, urbano y artístico entre barrios, visitantes y profesionales del Museo.
El pavimento y muretes de roca volcánica, la vegetación autóctona y la arquitectura abstracta refuerzan la intensidad y contrastes de luz-sombra de la isla y construyen un paisaje autóctono como medio de identidad y de atracción para el ciudadano y el visitante.
Dos caras: Hermetismo y porosidad
El Museo se relaciona con su contexto mediante las dos caras que derivan de su propia estructura espacial. Por un lado un frente edificatorio de mayor escala, hermético, blindado, con bellos matices lumínicos y espaciales, capaz de albergar los contenidos más atesorados y ofreciendo su imagen más noble y señorial hacia el eje cultural de Guiniguada y los visitantes de la ciudad. En contraposición un interior micro-fragmentado, de menor escala, sin fachada, donde la interacción de la actividad social y cultural de los barrios y la del propio museo construyen su identidad y riqueza.
La plaza del Museo se entiende como un lugar urbano en potencia, colonizable y extensible para actividades de divulgación y producción artística. El arte se extiende al espacio público y conecta con los habitantes de los barrios y los visitantes.
Diversificación de accesos y confluencia urbana
Los modos de accesibilidad al Museo se diversifican como modelo disuasorio de la congestión rodada del entorno histórico, favoreciendo conexiones con la nueva plaza del Museo que actúa como nuevo espacio de confluencia urbana.
Se prioriza la peatonalización de la C/ Ramón y Cajal mediante un parking público(P1) bajo la Plaza de San Martín con acceso desde C/ Juan de Quesada. La conexión peatonal(C1) entre dicha plaza(E1) y la C/ Juan de Quesada dejará entrever oportunidades futuras de transformación de la frontera del barranco de Guiniguada con el barrio de Triana. La plaza se divide en un área enfrentada al acceso principal del museo, dedicada a vestíbulo peatonal del mismo, y otra de una geometría lineal y paralela a la C/ Ramón y Cajal, destinada a parada de guaguas(G) y taxis(T).
El requerimiento de dotar un gran abanico de servicios respecto al acceso principal del Museo resulta inviable al suponer modificaciones sustanciales de la fase 1. Optamos por una estrategia de mínimos creando una conexión interna(C2) del acceso principal con la nueva plaza del Museo (E4), nuevo centro articulador de todos estos usos requeridos.
La Plaza de San José se dividide en un área lineal de parking restringido para personal(P2) y relacionado con el acceso de personal(3) en la plaza del Museo, y un área peatonalizada(E2), ligada a la trama de los barrios de San Juan y San José sirviendo de vestíbulo a esta nueva plaza, donde penetrará la actividad urbana de los mismos. También se propone una nueva relación de accesibilidad (5) con el DEAC y la biblioteca, como gesto de puesta en valor de la plaza Guzmán el Bueno(E3) y de relación con el Rectorado de la Universidad.
Presupuesto:
Presupuesto de ejecución material: 6.392.414,71 €
Nota respecto a interrupción de uso de la fase 1:
Debido a las mínimas intervenciones a realizar en fase 1 para integrar ambas fases del museo, y pudiéndose acotar y aislar localmente dichos trabajos, no es necesaria la interrupción del uso actual de la fase 1.
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Propuesta museográfica (3,18 Mb)