Intervenir proyectualmente en el núcleo de un centro histórico, consolidado y claramente caracterizado, como es el complejo del Hospital de San Martin, permite participar a una historia que continuamente se enriquece de hechos, imágenes y percepciones.
La propuesta configura un proceso de “reconquista” colectiva del edificio por medio de espacios museísticos/culturales y recreativos. El Hospital de San Martin presenta un elevado grado de complejidad arquitectónica e incita a actuar en algunos elementos proyectuales alcanzables según la intervención de restauro realizada precedentemente. Con esta premisa el proyecto ha desarrollado el programa demandado mediante una operación de valorización de la identidad histórica del edificio, de clarificar las diferentes acreciones acontecidas durante los siglos e integración con la parte restaurada realizada en el 2008.
La historia material de San Martin está estrictamente conectada a la función hospitalaria que el edificio ha albergado hasta la posguerra. Hoy, el edificio se presenta como un cuerpo urbano formado por un conjunto heterogéneo de volúmenes adosados compuesto por un continuo de patios porticados, patios de luz y recorridos internos que componen un edificio de gran impacto volumétrico, que se inserta en el tejido urbano histórico existente. En referencia a la tipología hospitalaria empleada en estos edificios, es de destacar que el modelo de referencia original está en la búsqueda del modelo de Cà Granda de Milán proyectado por Antonio Filarete en el 1456. El modelo de Filarete se recupera en los Hospitales Reales que surgen en las principales ciudades del reino en la primera del siglo XVI y que fueron usadas para las estructuras sanitarias en la edad moderna.
El recorrido museístico y los espacios anexos son por lo tanto recorridos de confluencia y conocimiento del edificio y de sus transformaciones. En el entero edificio han sido eliminados, de hecho, todos aquellos elementos sobrepuestos y transformaciones incongruentes realizadas durante todos estos años. Escaleras, vanos cerrados y otras acciones que fueron realizadas siguiendo las exigencias funcionales, han sido eliminadas con la finalidad de reproponer una continuidad filológica del edificio. El complejo edificatorio reencuentra su claridad y comprensión original, garantizando la introducción de las nuevas funciones públicas por medio de nuevas relaciones verticales.
El proceso de establecer las nuevas funciones ha sido articulado a través de la misma arquitectura, apoyándose sobre el sistema de relaciones facilmente detectables, donde los amplios pasillos perimetrales a los claustros de las distintas plantas,acompañan al futuro visitante. El carácter museístico cognitivo que reinterpreta la arquitectura, viene reflejado en más de un recorrido que consigue relacionar y conectar temas diferentes del museo: las exposiciones temporales proyectadas a nivel de calle y enfrentadas al claustro, la biblioteca y la sala de consulta diseñadas en el entresuelo, el museo permanente articulado entre la primera y segunda planta, el auditorio, las oficinas, la residencia de invitados que se desarrolla entre un espacio libre e informal, recuperan el espacio urbano perdido, el sistema de patios articulados y pasillos abiertos a nivel de calle.
El museo de Bellas Artes de Gran Canaria se concibe como un mecanismo que exhiba y promueva los valores históricos y artísticos que conforman la identidad canaria. El museo apostará por la proyección local e internacional del arte canario, el cual se considera que es el testimonio de la cultura del Archipiélago. El proyecto museográfico propone como elemento dinamizador la creación contemporánea, partiendo de que la producción actual será el testimonio de la posteridad y sosteniendo que se trata de uno de los patrimonios más valiosos con el que cuentan los canarios. En cuanto a las colecciones permanentes permitirán consolidar la imagen general de la historia del arte en las Islas.
La intervención de reuso promueve una visión muy dinámica de la actividad cultural prevista, actuando siempre con respeto hacia los límites que vienne impuestos desde el valor histórico monumental del edificio.
La reorganización de los espacios del complejo privilegia la situación del nuevo recorrido museístico (permanente y temporal) y de los diferentes servicios. La parte del edificio restaurada está integrada en la nueva distribución de los ambientes del antiguo hospital. El acceso se efectúa desde el acceso principal que actualmente se encuentra en la Calle Ramón y Cajal, frente a la capilla. Desde el patio se distribuyen las conexiones horizontales hacia las nuevas conexiones verticales que distribuyen el entero complejo arquitectónico.
En la parte más oriental del edificio se accede a la zona destinada a las exposiciones temporales y a la zona museística que se albergan en la primera y segunda planta. Al Oeste los recorridos te conducen a la biblioteca, las oficinas, al nuevo Auditorio, al DEAC, la residencia de invitados, y a la cafeteria-restaurante. La distribución ha tenido en cuenta los numerosos patios interconectados y las conexiones verticales con la finalidad de consentir un acceso coherente y rápido a todas las funciones, además de consentir un control adecuado de las mismas.
En la planta calle se encuentran localizadas los espacios destinados a las colecciones temporales, los servicios comunes para la distribución, además de los accesos a las otras funciones. Las oficinas se localizan al Sur, desarrollándose en dos niveles.
La biblioteca está situada en el ala norte del edificio en el nivel de entresuelo y el depósito de fondos históricos en el nivel semienterrado.
En la primera planta se desarrolla la mayor parte del recorrido museístico permanente (que continúa en la segunda planta), las oficinas, el laboratorio de restauración y depósito de Reservas (desde el acceso viario de la calle Real de San Juan se accede al montacargas que conecta todos las plantas), el DEAC (con el depósito y archivo en las plantas subyacentes) y una parte de la residencia de invitados.
La residencia de invitados se sitúa en la planta superior, al mismo nivel el cual encuentra el nuevo Auditorio y la sala de prensa. En la segunda planta continúan los recorridos museísticos y las oficinas con los archivos anexos a estos. En este nivel, desde la calle Real de San Juan es previsto el acceso viario para los servicios de carga y descarga de la mercancía.
En la tercera planta se ha proyectado la cafetería con restaurante y las terrazas con una vista panorámica hacia toda la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria y hacia el mar del Atlántico.
Todas las conexiones verticales permiten el máximo aprovechamiento de los recorridos y de los relativos ambientes temáticos, con especial atención a personas con minusvalías físicas.
La reapertura del complejo entero implica también volver a establecer la relación con el contexto histórico de la ciudad. En el lado opuesto al acceso principal de San Martin, identificado como zona libre en el Plan General de Ordenación de Las Palmas, establece un edificio de aparcamientos multinivel con su acceso viario desde la calle Verdi, además de la proyectación una plaza pública en la parte superior, situada en la calle Ramón y Cajal. En el límite más al Norte de la nueva plaza se encuentra el rellano del ascensor y un quiosco-bar. Una hilera de palmeras intercaladas con algunos bancos establecerá la configuración de la plaza como un nuevo espacio público exterior relacionado al uso del museo. Una escalera urbana conectará la calle Ramón y Cajal con la calle Juan de Quesada y la calle Clemente Jordán.
Presupuesto:
Presupuesto de ejecución material: 16.893.000,00 €
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Propuesta museográfica (6,80 Mb)