El museo tiene dos puertas. Dos accesos a través de los cuales se busca activar el conjunto y su entorno inmediato. El acceso delantero se conserva a través de la entrada principal del Hospital de San Martín en la Calle Ramón y Cajal. Frente a esta fachada un pabellón lineal cierra la calle definiéndola como un espacio de recepción frente al museo, reflejando a través de su piel externa el edificio principal a la vez que ofrece un interior urbano que se abre hacia el Barrio de San José, en conclusión reclamando el espacio de esta calle-así como sus vistas-para el nuevo museo; proponemos una reducción del tráfico en este frente para que esto sea posible. Un segundo acceso directo desde la Calle Real de San José esta vez reclama el espacio interior del edificio como ampliación de las calles del barrio. Desde esta entrada se accede a un espacio público y abierto, una plaza en el interior del Hospital con una segunda pieza de fondo que de nuevo a través de un juego de reflejos del material define este espacio ampliándolo visualmente; proponemos definir este interior como urbano para que la actividad de la calle entre de esa manera de lleno en el edificio. Estas piezas que definen los accesos al museo, las dos puertas, pretenden a través a esta doble estrategia subvertir el carácter hermético que posee actualmente el bloque urbano que conforma el Hospital de San Martín. Junto con esta voluntad urbana tan clara estas piezas conjugan un carácter material que busca la radicalidad de ciertas intervenciones artísticas en relación al espacio con el que se enfrentan: el espejo que confunde objeto y sujeto; que en este caso pueden ser tanto el edificio histórico a rehabilitar con el que nos confrontamos, como el resto de la ciudad que desde aquí se puede observar; o sencillamente la actividad de los usuarios del edificio en estas calles a los que este gran espejo-vidrio pretende servir de telón de fondo. Programáticamente vacías-o por lo menos útiles solo en cuanto sirven para conectar-estas piezas pueden cambiar significativamente el uso y la realidad del nuevo museo y su relación con la ciudad.
El acceso a través de la Calle Ramón y Cajal conduce mediante los espacios de recepción de la fase I a un itinerario expositivo a través de la colección permanente que atraviesa las distintas zonas del edificio a rehabilitar, cosiendo sus partes a través de una pieza puente (que es la pieza que sirve de fondo al espacio público con acceso desde la Calle Real, sobrevolando la plaza) y que finaliza de nuevo en el edificio de la fase I, donde se localizarían las exposiciones temporales. Este itinerario expositivo asciende a través de los espacios del bloque situado al sur de la fase I, (uno de los cuyos patios se amplía conteniendo comunicación vertical directa a través de las varias alturas haciendo de este modo accesible el conjunto) y continua en los espacios situados al oeste de la fase I a través de los cuales vuelve a descender. A lo largo de este recorrido cerrado se producen varios momentos de contacto con los distintos programas de carácter más o menos público del museo, que finalmente desembocan en la plaza en su interior. Pese a presentar un recorrido cerrado y lineal, proponemos que la relación con los demás espacios del museo sea constante y enriquecedora. Por otra parte también se permite acceder directamente a la plaza pública desde los espacios de la fase I de tal modo que los espacios públicos están siempre en contacto sin afectar al carácter cerrado del recorrido expositivo. Diversos accesos a la zona de las cubiertas permite definir estas como la expresión de la variedad de programa en el interior del edificio. La zona de carga y descarga y el parking para personal se situarían con acceso desde la Calle Juan de Quesada pasando por debajo de la pieza que situamos enfrente del acceso principal hacia una limitada área subterránea que comunica con el montacargas situado en la fase I; esta intervención entronca con la estrategia de reducir el peso del tráfico en el entorno inmediato del museo lo cual permitiría esta relación del nuevo museo con la ciudad que consideramos clave para su éxito.
conjuntos de salas (que no necesariamente deben identificarse con los bloques temáticos de la exposición) que contengan esta diferencia, con las posibilidades de exposición que conlleva. En todo caso estos bloques son autónomos y no contienen otro programa salvo el de exposición; entre ellos hemos localizado una serie de salas que los articulan y que pretenden ser salas con un carácter mayor de reposo y que conservarían las distintas vistas a la ciudad y la relación con los patios y con distintos espacios con un programa diverso. La intervención en estas salas que definen la colección permanente consiste en actuar sobre el plano del suelo, introduciendo una topografía en su interior que active estos espacios por otro lado neutros y convencionales, cegados, definidos solamente por sus distintas dimensiones. Se pretende a través de esta intervención (que puede tener un carácter muy ligero, solamente en ciertas ocasiones más acentuado) activar mediante el plano del suelo el carácter de la arquitectura como soporte para las distintas obras de arte y documentos que van a construir esta visión del arte de las Islas Canarias. Nos gustaría reducir al mínimo los elementos intermediarios entre el espacio y los objetos expuestos-y a su vez reducir la cantidad de equipamiento que encontramos en las salas de la fase I- y permitir así que estos hablen por si solos y presentar de un modo más puro la manera en la que los observamos y construimos a través de ellos y sus relaciones una determinada visión de la historia. De nuevo hacemos referencia a ciertos procedimientos radicales provenientes del arte que redefinen el estatus de la obra de arte como un ready-made testimonio de la historia. Es una oportunidad utilizar de esta manera los espacios del Hospital de San Martin para poder contar esta historia; los distintos objetos encontrarán un modo de posicionarse en estos espacios que irá cambiando a través de los distintos periodos de evolución artística y de este modo se irá construyendo nuestra visión mediante recorramos los diversos espacios de este complejo. La nueva topografía en el interior de estos espacios, además de introducir una materialidad que se exprese su carácter de soporte, pretende crear muy diversas relaciones con las obras expuestas. En ocasiones el plano del suelo puede servir de soporte directo a la obra, o bien simplemente acentuar la direccionalidad de una sala en relación a su contenido, crear relaciones entre los diversos espacios, o poner de manifiesto determinadas de sus cualidades. El itinerario sigue un orden estrictamente cronológico, entroncando en su sección final que muestra las tendencias más reciente con las salas de exposición permanente en la fase I –que suponemos coincidirán en programación en este sentido-y finalizando con una serie de salas dedicadas a hacer más accesible al visitante el almacén y sus contenidos.
Presupuesto:
Presupuesto de ejecución material: 912.000,00 €
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Propuesta museográfica (174 kb)